La Parábola sobre el Charlatán y el Invitado
Mientras escuchar palabras de lashón hará (lengua viperina, comentarios negativos y despectivos sobre otras personas; calumnia, el chisme, etc.) pueda ser placentero, uno debe, sin embargo, intentar con toda su fuerza abstenerse de escuchar y de darle crédito a este tipo de discurso.
Esto puede ser comparado, dijo el Israel Meir Kegan, a un charlatán que se vistió con ropa muy elegante y salió a la plaza de la ciudad. Allí, ese mismo día, había un recién llegado a la ciudad; él estaba visitando la ciudad por primera vez y no conocía a nadie. Él deambuló alrededor, observando maravilladamente las calles y las tiendas llenas de gente.
De repente, se le acercó el charlatán.
“Shalom para ti, mi buen judío”, dijo el charlatán. “Puedo ver que eres un visitante, y quizás necesitas ayuda en algo. Pero este es tu día de suerte, porque sucede que tengo algo de tiempo libre y estoy dispuesto enseñarte toda la ciudad”.
El visitante estaba lleno de alegría y agradecido por la bondad de este hombre. Él charlatán llevo al visitante por las calles de la ciudad, dándole así un paseo muy extenso. Cuando habían terminado el paseo, el charlatán le dijo al visitante, “Ya que eres mi invitado del día, me encantaría invitarte a un lujoso banquete adecuado para un invitado tan especial como tu. Yo invito”.
Ellos entraron a un lujoso restaurante y pidieron de todo tipo de delicia imaginable, tanto comida como bebida. “Come, amigo, come” dijo el charlatán. “¿Quizás te gustaría comer también un poco de fruta y galletas?” Y el invitado juntamente con el charlatán comieron hasta saciarse.
A medida que la comida llegaba a su fin, el charlatán salió del restaurante y huyó corriendo. Y los reclamos y las protestas del invitado no servían de nada – él estaba obligado a cubrir el enorme gasto de comida que tanto él y su “amigo” el charlatán habían consumido. El invitado de pronto llegó a la cruda realidad que este impostor no era un amigo, sino un amargo enemigo.
El mismo caso es, dijo Israel Meir Kegan, cuando se trata de la lashón hará. Sucede que un día un hombre se encuentra con un amigo, y su amigo comienza a hablar lashón hará (lengua viperina, comentarios negativos y despectivos sobre otras personas; calumnia, el chisme, etc.). Mientras que para él pueda ser placentero escuchar la lengua viperina por un cierto tiempo, y mientras pueda estar agradecido con su amigo por mantenerlo en alta estima, y permitirle escuchar estos secretos tan “preciosos”, cuando llega su tiempo de presentarse en juicio delante de la Corte Celestial, él será forzado y obligado a pagar por los placeres efímeros de los cuales él disfrutó.
Solo entonces él podrá descubrir realmente que tan costoso fue ese placer, y como es que la persona relacionada con la lashón hará no era realmente su amigo.
Fuente : https://www.facebook.com/hannah.mashiaj/posts/141287419391777
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